El Frente Amplio ha recuperado la presidencia en Uruguay tras la victoria de Yamandú Orsi en una contienda reñida celebrada el pasado domingo. Este triunfo representa un giro hacia la izquierda en el país, después de la gestión del centroderechista Luis Lacalle Pou.
Orsi, quien asumirá la presidencia, enfatizó la «necesidad de trabajar en conjunto», incluyendo a quienes no comparten su visión política, para construir un país más sólido.
La elección tuvo como referente la figura de José Mujica, expresidente quien había manifestado su preocupación por el futuro de los proyectos políticos a largo plazo y destacado anteriormente la importancia de las causas por encima de las figuras.
Adolfo Garcé, profesor de la Universidad de la República, explicó que el retorno de la izquierda «plantea un reto de entendimiento entre las distintas fuerzas políticas». Uruguay, debe enfrentar ahora el desafío de mantener la estabilidad en un contexto que recuerda episodios pasados de polarización y violencia, señaló el catedrático.
El escenario político uruguayo se caracteriza por la existencia de dos grandes bloques: la coalición republicana liderada por el Partido Nacional y el Frente Amplio, fundado en 1971. Esta configuración ha llevado a ambas partes a moderar sus propuestas, evitando extremos y promesas demagógicas. Según Garcé, este equilibrio es fundamental para el desarrollo de la política en Uruguay.
