El huracán “Melissa” tocó tierra en el este de Cuba durante la madrugada del miércoles, después de haber impactado Jamaica con la fuerza de un ciclón categoría 5 en la escala Saffir-Simpson provocando a su paso severos en Santiago y otras zonas del Caribe, antes de continuar su trayectoria hacia Bahamas.
Las autoridades reportan inundaciones, cortes de energía, daños en viviendas y pérdidas humanas en varios países.
En Santiago de Cuba, el pescador Alexis Ramos perdió su vivienda tras intentar resguardar su bote durante el paso del huracán. Su casa, donde vivía con su hija y nietas, fue destruida por los fuertes vientos y las lluvias.
Como él, cientos de familias intentan recuperar materiales útiles entre los escombros. En diversos barrios, los habitantes trabajan en conjunto para despejar calles bloqueadas por árboles y postes caídos.
Las autoridades cubanas informaron que varias localidades permanecen sin servicio eléctrico ni telefónico, y que el bombeo de agua también fue suspendido.
El impacto del huracán se suma a la crisis económica y energética que atraviesa el país, marcada por la escasez de combustible, alimentos y medicinas, además del repunte de enfermedades como el dengue, el oropuche y el chikungunya.
Según reportes regionales, ‘Melissa’ ha causado la muerte de al menos 30 personas: 23 en Haití, tres en Jamaica, tres en Panamá y una en República Dominicana.
En respuesta a la emergencia, la embajada de Alemania anunció una donación de 330 mil dólares para apoyar a los damnificados, mientras que Noruega contribuirá con 38 mil dólares destinados a atender enfermedades transmitidas por mosquitos.
En las zonas afectadas, la población continúa enfrentando inundaciones, pérdidas materiales y daños ambientales.
En Santiago de Cuba, los habitantes relatan que los vientos arrasaron con la vegetación y dejaron calles anegadas. Las labores de limpieza y rescate avanzan con apoyo de los propios vecinos, en medio de una situación humanitaria que sigue en desarrollo.







