Este jueves comenzaron en la Ciudad de México los foros nacionales para discutir la ruta para implementar la semana laboral de 40 horas, sesiones que se desarrollan en distintos puntos del país y que tienen como propósito reunir aportaciones de sectores sindicales, empresariales y gubernamentales para definir un esquema de transición hacia una nueva jornada laboral.
Uno de los planteamientos expuestos fue el de la Confederación de Trabajadores de México (CTM),que propone que la reducción de la jornada se implemente en un periodo máximo de dos años.
Su representante, Tereso Medina, explicó que, aunque el calendario original proyecta cambios hasta 2030, una transición más ágil sería favorable para las personas trabajadoras “si se realiza sin afectar la actividad económica ni el empleo”.
Por parte del gobierno federal, el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Marath Baruch Bolaños López, señaló que el cambio requiere ajustes institucionales y un diseño gradual.
El funcionario mencionó que, de acuerdo con estudios internacionales, una menor carga horaria “se asocia con mejoras en productividad y bienestar, y que estas experiencias deben ser consideradas en el caso mexicano”.
Durante los encuentros, también se discutieron las consecuencias de las jornadas extendidas, que han mostrado vínculos con afectaciones a la salud física y mental.
Las sesiones forman parte de una consulta nacional que concluirá el 7 de julio, y que busca establecer una base técnica y operativa para aplicar la reforma de manera escalonada.
Desde el sector empresarial, Francisco Cervantes Díaz, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, subrayó la importancia de acompañar la reducción de la jornada con una estrategia “que impulse la creación de empleos y la capacitación laboral”.
Cervantes Díaz propuso acciones que incluyan el fortalecimiento de la educación técnica, así como medidas que permitan mantener la competitividad económica mientras se mejora la calidad de vida de los trabajadores.
