De las aguas de la presa Álvaro Obregón o El Oviáchic comienzan a emerger, a poco más de tres kilómetros de la orilla, las tumbas de lo que fuera el cementerio del antiguo pueblo de Buenavista, hecho que no se presentaba desde hace 19 años.
Fue en 2003, por la fuerte sequía que azotaba el Estado, que quedó al descubierto todo el panteón de aquel poblado, conformado por poco más de 100 tumbas.
Actualmente se asoman de las aguas alrededor de 10 cruces y 15 tumbas donde descansan los restos de los pobladores que fundaron ese sitio en 1617.
También las ruinas de lo que en su tiempo fue la iglesia de San Carlos Borromeo y la escuela del pueblo quedaron completamente descubiertas sobre una isleta de tierra y roca que se formó por la falta de agua.
En 1946 el Gobierno de aquella época autorizó la construcción de la presa Álvaro Obregón sobre el Río Yaqui, pero fue hasta 1952 que las cerca de 50 familias que habitaban el viejo Buenavista fueron movidas.







